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El Gobierno de Barack Obama Defrauda Una Vez Más a la Comunidad Hispana

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Por: Dr. Eduardo Cabrera, Comentarista Invitado del Consejo de Asuntos Hemisféricos

La década de los años noventa se caracterizó por la implementación, de parte de muchos gobiernos latinoamericanos, de políticas neoliberales que dejaron más hambre y desesperanza en los pueblos de la región. Lamentablemente actualmente aún existen países en los que se siguen aplicando medidas de ese tipo. Es por eso que nada podrá evitar que, llevados por la desesperación, muchos latinoamericanos emigren en busca de nuevos horizontes y nuevas oportunidades. Para muchos de ellos, sigue siendo una cuestión de vida o muerte.

La política del gobierno de los Estados Unidos con respecto a la situación de los inmigrantes indocumentados ha estado marcada por el signo de la contradicción. Mientras que el presidente Barack Obama prometió en su campaña electoral que el país tendría una ley sobre migración durante su presidencia, la realidad mostró lo contrario. Ni cuando los demócratas tenían mayoría en el congreso durante el primer período presidencial de Obama, ni en su segundo período, el presidente fue capaz de pasar esa ley tan anhelada por la mayoría de los estadounidenses. Tampoco supo cumplir su promesa de dar alivio a más de 11 millones de indocumentados por medio de un decreto presidencial. Y para empeorar aún más su imagen presidencial, Obama declaró que el tema se habría de postergar hasta después de las elecciones del 4 de noviembre de este año.[1]

Evidentemente el presidente estadounidense pone en primer lugar el frío cálculo de su eventual beneficio político por encima del bienestar de la comunidad hispana. Esta preferencia da por sentado que los ciudadanos hispanos votarán, sin lugar a dudas, a cualquier candidato demócrata. Esta asunción se basa en la histórica oposición manifestada por políticos republicanos hacia cualquier beneficio para los inmigrantes. Sin embargo, mucha agua ha corrido debajo del puente. La comunidad hispana, en su totalidad, no es la misma en la actualidad que aquella que votó con gran entusiasmo al primer candidato afroamericano a la presidencia de los Estados Unidos. El cambio se debe a que el presidente ha demostrado una y otra vez que sus intenciones hacia los hispanos no son sinceras y ni siquiera bienintencionadas. Además de las reiteradas promesas incumplidas sobre darles un alivio a los inmigrantes indocumentados, el presidente tiene el record de ser el mandatario que ha deportado más gente en la historia del país. De ahí que algunos líderes hispanos lo hayan llamado “deportador en jefe”.

¿Podrá la actitud especulativa del presidente tener éxito? ¿Tendrá un rédito político en las próximas elecciones de medio término? El presidente no debiera estar tan convencido de ello. En primer lugar hay que recordar que el triunfo de Obama en las elecciones presidenciales se debió, en gran medida, al apoyo de los hispanos. Para cualquier pronóstico sobre la participación de los hispanos en el proceso electoral es necesario considerar que se trata de un grupo heterogéneo, no solo por tener un reducido número de republicanos, sino también por contar con una gran diversidad en cuanto a educación, conciencia social y política. Si bien es cierto que es posible que aproximadamente una tercera parte de los votantes hispanos apoye la candidatura de candidatos demócratas simplemente por su aversión a cualquier candidato republicano, cabe preguntarse qué pasará con las otras dos terceras partes. Es lógico predecir, sin necesidad de tener en cuenta ninguna estadística, que muchos hispanos no van a participar en el proceso electoral por haber perdido confianza en el presidente y su entusiasmo. Pero es muy importante tener en cuenta también, que muchos hispanos que participan habitualmente de las elecciones tienen una alta educación formal y conciencia política. De ahí que no sería nada raro de que muchos de ellos apoyen la candidatura de cualquier aspirante independiente. Hay que recordar la importancia que candidatos independientes han tenido en elecciones pasadas (como, por ejemplo, Ralph Nader).

Tanto el presidente Obama como el partido demócrata corren el riesgo de poseer conocimientos anticuados con respecto al impacto de los hispanos en la sociedad estadounidense. Como contraste, en los estados más importantes del país (en cuanto al número de hispanos que tienen y por su influencia cultural) están apareciendo líderes y movimientos que desafían el poder del gobierno central en cuanto al tema migratorio. Kevin de León, “primer presidente latino del Senado de California desde el siglo XIX,” se define como un activista por los derechos de los inmigrantes.[2] Orgulloso de que se haya eliminado por completo la conocida Proposición 187, que impedía a los inmigrantes indocumentados el acceso a la educación o salud pública, expresó:

“Los republicanos y los grupos ultraderechistas antiinmigrantes hicieron campaña promoviendo una propuesta repugnante, vil y racista contra el pueblo más desprotegido en California, que son los inmigrantes latinos.”[3]

Y sin miedo a ser enjuiciado por el gobierno federal, de León sostiene que el estado va a proveer licencias de conducir a los indocumentados. En Nueva York también se encuentran líderes políticos que disienten con la actitud del presidente. Tanto el alcalde, Bill de Blassio, como Nisha Agarwall, responsable de Asuntos Migratorios del Ayuntamiento, han declarado que los departamentos municipales de Inmigración, Educación y Salud, ofrecerán servicios a los niños inmigrantes y a sus familias.[4]

El gobierno del presidente Obama contrató este año, por 145 millones de dólares, a una filial de Elbit System, para que refuerce la vigilancia en la frontera de Estados Unidos y México.[5] Pero sin importar eso, ni los muros que seguirá erigiendo, el flujo migratorio continuará mientras siga existiendo un capitalismo deshumanizado y creador de una pobreza vergonzosa.

Los 54.1 millones de hispanos (17.1% de la población total) se mantendrán vigilantes de los políticos y de las medidas que tomen respecto de los inmigrantes indocumentados.[6] La gran mayoría de los hispanos que residen en los Estados Unidos sufren con cada deportación y con el levantamiento de cada muro. Pero sobretodo con la desilusión que ha sido consecuencia de las mentiras de un presidente que no ha tomado conciencia de la nueva realidad que esta comunidad está construyendo dentro de este país.

Imagen destacada: Barack Obama in Virginia – August 2nd por Christopher Dilts para Obama for America. Obtenida en: https://www.flickr.com/photos/barackobamadotcom/7713385020

Por: Dr. Eduardo Cabrera, Comentarista Invitado del Consejo de Asuntos Hemisféricos 

Ésta es una contribución gratuita producida por el Consejo de Asuntos Hemisféricos. Si desea republicarla, por favor ponga nuestra información institucional. Los derechos exclusivos pueden ser negociados.

Fuentes

[1] María Peña, “Decepción: Obama posterga el alivio migratorio,” La Opinión, Los Angeles: Septiembre 6, 2014.

[2] Pablo Ximénez Sandoval, “Los latinos aún estamos en nuestra infancia política en Estados Unidos,” El país, Septiembre 15, 2014.

[3] Idem.

[4] Vicente Jiménez, “Nueva York se moviliza por los menores inmigrantes,” El país, Septiembre 17, 2014.

[5] “Elbit Systems gana 145 millonies de dólares,” Aurora, Junio 3, 2014.

[6] “Las cifras de los hispanos en EE.UU.,” Terra.com, Septiembre 16, 2014.

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