Venezuela

Cuatro Presidentes Latinoamericanos Se Ponen Del Lado De Iran

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Source: Tablet

La controversia está servida: cuatro países latinoamericanos –Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador- desoyeron el pedido de Estados Unidos de que pongan distancias con Irán. Los presidentes Hugo Chávez de Venezuela, Raúl Castro de Cuba, Rafael Correa de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua dieron la bienvenida al presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad, mientras aumentan las maniobras militares en el Golfo Pérsico y se aproxima un embargo para disuadir a Irán de continuar con su programa nuclear. Haciendo uso del derecho a la soberanía, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño dijo que “Quito no recibe instrucciones del departamento de Estado de EE.UU.”. Sus palabras resumen el sentir de algunos gobiernos de la región que, a momentos, rayando demagogia exigen que “nadie les dicte lo que tienen que hacer.”1

Ahmadineyad llegó en busca de respaldo y consuelo internacional. Con este viaje quiso mostrar que no está solo frente a las trompetas que anuncian posibles ataques aéreos a las instalaciones nucleares iraníes. Se presume que también hablara del futuro del mercado petrolero, visto que el 70 por ciento de los ingresos de Irán provienen de las exportaciones de crudo. Venezuela es el único actor de influencia en ese mercado; Ecuador tiene una producción limitada, mientras que Nicaragua y Cuba son importadores marginales de crudo. Ante esta realidad, Latinoamérica no tiene mucho que ofrecer a Irán, pero sí mucho que perder.

No puede soslayarse de la actual coyuntura internacional el poder político del petróleo. Irán, con 136 mil millones de barriles de oro negro, es la tercera reserva mundial. Es desde esa dimensión que esos cuatro gobiernos sospechan que Estados Unidos trata de controlar el mercado de esta materia prima para mantener su hegemonía. Según el mandatario venezolano, Estados Unidos “quiere acabar con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)” para imponer el precio del hidrocarburo en los mercados… ahí estamos de pie tratando de defender que el imperio no la pique en pedazos”.2 Además hay quienes se atreven a pensar que las amenazas no son solo para acabar con las pretensiones atómicas de Irán. “Los precios del petróleo se han mantenido altos por la alianza de intereses entre Venezuela y el que fue Imperio Persa, se asegura. A Irán hay que cortarle las alas, según parece”.3

En otro contexto el gobierno de Ahmadineyad tiene un récord deplorable de violación a los derechos humanos en contra de las mujeres, los homosexuales, los intelectuales, los periodistas, las etnias, los disidentes políticos y los extranjeros a quiénes sin suficientes pruebas se los encarcela, tortura y mata. Si los anfitriones solo utilizaron esta visita para desafiar a Washington sin demandar del invitado mayor respeto para estos grupos de género e identidad trivializaron las justas aspiraciones de sus sociedades de vivir en mundo de respeto a las libertades. Poniendo al margen las crecientes tensiones entre Washington y Teherán, la presencia del presidente iraní ocurrió en un momento donde en estos países también aumentan las denuncias de violación a los derechos humanos aunque no al nivel de impunidad de Irán.

A la luz de los resultados, ésta visita fue un acto desesperado de protagonismo de los mandatarios anfitriones y del huésped, para quien esta gira apenas fue una magra pretensión de mostrar que no está solo frente a las amenazas de Estados Unidos y de la Unión Europea. Utilizó a sus escalas para presagiar desde Cuba que el capitalismo está en “un callejón sin salida” e informarle al presidente Barack Obama desde Ecuador que “a partir de ahora América Latina no será más el patio trasero de Estados Unidos”. 45

Para el presidente venezolano, Ahmadineyad fue el comodín del momento para recordarle a Washington que con él no puede. Chávez sabe que Estados Unidos tiene capacidad de embargar el petróleo iraní, pero no puede cerrar la llave al millón de barriles diarios de petróleo venezolano6 que llegan a las refinerías estadounidenses, porque para Washington eso sería como ponerse la soga al cuello. El gobernante se sostiene de esa baza para mantenerse como el adalid del anti imperio. “Uno de los objetivos a los que les tiene puesto el ojo el imperialismo yanki es Irán por eso es que estamos demostrando nuestra solidaridad… Cuando nos juntamos los diablos se vuelven locos”, ironizó Chávez.7

En cambio, la agenda del Presidente Correa es más desconcertante. Su ideologizada diplomacia hace grandes esfuerzos por distanciarse de Estados Unidos, a pesar de que éste país es su principal socio comercial y es la casa de cientos de miles de inmigrantes que el año pasado enviaron más de 700 millones de remesas8. Ecuador necesita de ese mercado y del europeo, por lo tanto, esta visita se movió en el exclusivo territorio de lo ideológico que la Cancillería ecuatoriana ha delineado para la actual política internacional. Tras este encuentro, Ecuador se alineó sin reservas con Irán. “Nosotros creemos al Gobierno de Irán… Irán puede contar con el total respaldo y apoyo de Ecuador para que se sepa la verdad”.9

Sumido en la soledad del poder, el presidente Daniel Ortega y Ahmadineyad se hicieron un favor mutuo. El primero sumó un mandatario más de los poquísimos que asistieron a su segunda asunción presidencial consecutiva; y, el último al menos intentó hacer creer al mundo y a su país que no está solo en su cruzada contra el capitalismo del cual dijo que está “en decadencia”.10 Ortega expresó su apoyo al plan iraní de desarrollar energía atómica con fines pacíficos. “Los poderes de Occidente ignoran a esos (Israel) que con sus armas nucleares amenazan a un país (Irán) que solo quiere energía atómica con fines pacíficos”11 De cara a la realidad, Nicaragua ni siquiera ha logrado que Irán le condone parte de la deuda de 150 millones de dólares que contrajo en los tiempos de la Revolución Sandinista.12 Muy a pesar de Ortega, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Nicaragua.

Estados Unidos tiene corresponsabilidad en este nuevo orden latinoamericano. No tuvo en los pasados 10 años ni tiene ahora una agenda de objetivos conjuntos en la región. Esa falta de atención a muchos latinoamericanos la celebran y les está dando derecho a ejercer su soberanía. De ese “olvido” americano han surgido gobiernos que no tartamudean para contradecir a Estados Unidos y están apareciendo otros actores e intereses. Brasil, por ejemplo, se está ganando el derecho de ser el representante del sur. China tiene poderosos intereses económicos en Sudamérica y a Washington de poco o nada le sirve la amenaza de embargo a productos latinoamericanos para poner en orden al país que se declara en rebeldía. Es en este nuevo contexto en el que también hay que observar el derroche de hospitalidad de estos gobiernos a uno de los más pesados adversarios de Washington en el Medio Oriente.

 

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