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Maldonado, la víctima más atacada

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Escrito por Eugenia Rosales MatienzoAnalista del Consejo de Asuntos Hemisféricos

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El rostro de un hombre con barba robusta y mirada seria fue la imagen más difundida por redes sociales y medios de comunicación de Latinoamérica durante los últimos tres meses. Detrás de ese rostro se encontraba un joven de 28 años, alegre y pacífico.

Santiago no era mapuche. No era líder sindical. No era militante kirchnerista. No era guerrillero. No era muchas de las cosas que dijeron que era. Santiago era un hermano, hijo, amigo, artesano, tatuador, naturista y vegetariano. Su error fue intentar escapar durante la represión estatal de la protesta de la comunidad mapuche aquel día para colaborar con su voz por una causa que creyó justa.

Desapareció el 1 de agosto, dos semanas antes de las elecciones primarias (PASO) para legisladores nacionales en Argentina, luego de que la Gendarmería reprimiera una protesta de la comunidad mapuche en el sur del país. El 17 de octubre, casi una semana antes de las elecciones generales, su cuerpo apareció a orillas del río Chubut en una zona que había sido rastrillada tres veces.

Durante 78 días el gobierno nacional ha hecho todo lo posible por desprestigiar a Santiago y a su familia. Desde algunas áreas del gobierno como el Ministerio de Seguridad -del cual depende la Gendarmería Nacional-, han intentado culpar a la propia víctima. La ministra Patricia Bullrich ha sido cuestionada casi desde todos los sectores por su accionar.

El gobierno argentino no ha sabido enfrentar los casos vinculados a los derechos humanos. Muestras de ello son lo sucedido durante los últimos meses y el encarcelamiento de la militante social Milagro Sala. El presidente Mauricio Macri no habló del caso Maldonado hasta el 4 de septiembre, más de un mes después de que el artesano desapareciera. Recién cuando el espesor de la desaparición forzada se plasmó en dos multitudinarias marchas, el tema se volvió una preocupación para el Gobierno.

“Aparición con vida ya”, rezaba la frase que acompañaba los carteles con su rostro en las manifestaciones argentinas. La aparición del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado ha abierto un abismo social, político y judicial. La desconfianza en el Estado llevó a que Sergio Maldonado, el hermano de Santiago, tuviera que pasar ocho horas junto al cadáver a orillas de las heladas aguas del río. Andrea Antico, esposa de Sergio, dijo en una conferencia de prensa: “No vamos a confiar en nadie por eso estuvimos esa cantidad de horas al lado del cuerpo para que nadie hiciera nada, para que nadie lo tocara. Fue durísimo para nosotros pero creemos que fue lo mejor”. Sin embargo, ya desde la morgue donde solo tenían acceso el juez, un médico forense y dos policías provinciales, se filtraron fotografías del cadáver y éstas circularon por las redes sociales. Un ataque absoluto hacia la dignidad del joven muerto y de su familia.

El perito de la familia Maldonado, Alejandro Incháurregui se refirió a lo más grave ahora de la causa: “la anomalía es el lugar donde fue encontrado”, ya que la zona había sido rastrillada tres veces previas sin hallazgos.[i]

El titular del Serpaj, Adolfo Pérez Esquivel, señaló que la justicia debe despejar todas las dudas planteadas por el hallazgo del cuerpo 78 días después de la desaparición, en un lugar donde ya había sido buscado. “Hay muchas cosas que no están claras y no se sabe si el cuerpo fue plantado”, declaró. También reprobó “el comportamiento del Gobierno por las vueltas que ha dado para distraer las investigaciones” desde que se denunció la desaparición del joven.[ii]

Casi tres meses negaron desde distintos sectores del gobierno que Maldonado fuese una víctima. Desaparecido, dudaban de su participación en la manifestación y de que incluso se encontrara en Argentina. Muerto, la entonces candidata a Diputada Nacional por la coalición del gobierno lo comparó con Walt Disney al hacer referencia que el cuerpo pudo haberse conservado durante casi 80 días en perfectas condiciones por las bajas temperaturas de las aguas del río. Estos dichos, claro, generaron más repudio por parte de la sociedad y provocaron más dolor a la familia de la víctima.

El “mal momento” político de la aparición de Santiago Maldonado sin vida movilizó al gobierno a preocuparse por el daño que pudiera causar en su campaña electoral y sondearon el impacto electoral del caso. Quienes fueron consultados telefónicamente lo contaron en las redes sociales y el audio se viralizó por WhatsApp. Entre otras cosas, se preguntó por el desempeño del Gobierno en relación con la desaparición del joven y si “el tema” provocaría un cambio en el voto[iii]. Otra vez, hostilidad hacia la víctima.

La ministra Bullrich defendió con uñas y dientes a la Gendarmería, pero se pudo comprobar que una de las informaciones que fueron ocultadas por esa fuerza y el propio gobierno fue una fotografía de Santiago Maldonado dentro de la Lof (tierra sagrada mapuche) el día de su desaparición[iv]. Ese material no sólo estaba dentro de un disco rígido sino que formó parte del material gráfico y fílmico realizado por la propia fuerza. Es decir, todas las teorías instalas por el Gobierno de que Santiago no había estado en el lugar, debían haber caído en saco roto desde el primer momento, ya que el Gobierno contaba con la imagen de Santiago, dentro de la Lof, antes del inicio de la cacería, pero insistieron en la teoría de que el joven se encontraba “viajando por Chile” mientras toda una comunidad sufría su ausencia.

Ahora está fuera de duda que la desaparición del joven artesano se produjo en medio de una persecución violenta de la Gendarmería, en un procedimiento ilegal dentro del territorio de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen. Es imposible no vincularla con ese ataque. Pero recién ahora por primera vez, en la orden de la fiscal para la realización de la autopsia se conoció que uno de los gendarmes ya se dio por imputado y presentó abogado defensor una semana atrás. Se trata del subalférez Emmanuel Echazú, un agente que regresó a su base casi 12 horas después del operativo de desalojo.

En el mismo grupo de efectivos que están bajo sospecha, se encuentran el segundo jefe del Escuadrón de la ciudad de Esquel, Pablo Escola, Daniel Gómez, Primer Alférez del escuadrón 35, Darío Zoilán, Aníbal Cardozo, Juan Carlos Peloso, Ramón Vera, Neri Robledo, la enfermera Maira Ramos y Orlando Yucra. Sus comunicaciones, al igual que su ubicación en el predio, son pruebas importantísimas en el expediente en cuyo análisis ha insistido la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin).

Con las elecciones finalizadas y el Estado en contra, ahora la agonía de Santiago tiene un nuevo capítulo, y es encontrar su verdad y justicia.

Escrito por Eugenia Rosales MatienzoAnalista del Consejo de Asuntos Hemisféricos

Apoyo editorial adicional proporcionado por James Baer, Becario de Investigación, y Tomas Bayas, R. O. Niederstrasser y Maria Rodriguez, Analistas del Consejo de Asuntos Hemisféricos

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Imagen: Mauricio Macri                                                                                                                                    De: Flickr

[i] Conferencia de prensa. Diario Página 12, octubre 2017.

[ii] Adolfo Pérez Esquivel, Página 12, Octubre 2017.

[iii] Encuesta publicada en Página 12, audio.

[iv] Última fotografía de Santiago Maldonado con vida durante la represión.